El Viejo Madrid
Verá el horno del siglo XVIII del restaurante más antiguo del Mundo, abierto desde 1725. No eran callejuelas precisamente seguras pues en los siglos entre el XVI y el XIX, todo buen madrileño y todo quien pretendiera sobrevivir ante cualquier situación que se tuerza, llevaría espada y un arma de filo más corto, un cuchillo al otro lado de la cintura. Todo lo ocultaba la característica capa, que siguen llevando a mucha honra, muchos madrileños, quienes se enfurecen en el Motín de Esquilache, contra D. Carlos III, en marzo de 1766, por que el rey ordenara se haya de acortar la capa tan esencial para el gato. Tras años de llamarse "gatos", los madrileños se merecieron el atributo de "matasietes". No había más remedio que serlo en revoltosas épocas, entre guerra de comuneros, de Tercios de Flandes, de maleantes y falta de fuerzas del orden, de bandoleros y matones caza recompensas, en un Madrid más hostil del que conocemos hoy, con duelos de honor en estas calles por que paseará, a la orden del día. Con tan sólo anunciar la prohibición, el pueblo se echa a la calle, el rey huye a Aranjuez, y tan sólo un día más tarde, revoca la decisión sobre acortar la capa al madrileño. Atravesar la Cava Baja o Cuchilleros permite sentir el latido de una calle comercial de épocas pasadas. Aquí verá Posadas centenarias como la del León de Oro o como la Posada de la Villa. Cava se refiere a cueva, del árabe "Kahf", y es debido a que a través de pasadizos tipo cueva se movían los suministros del exterior al interior de la muralla, por debajo de esta. Permanecen sus restos hasta el día de hoy, bajo los edificios de esta calle o bajo los de la Plaza de Oriente.
Más tarde llegaría el ambicioso proyecto urbanístico de la Plaza Mayor, con 405 años de historia. La cercana Calle de Santiago sería la vía principal de su época, antes de que lo fuera la Calle Mayor u hoy en día, la Gran Vía o la Castellana.