De las más antiguas de Europa
Córdoba y su encanto son únicos. Sus patios andaluces, su Mezquita que destaca incluso por encima de muchas del mundo musulmán, el Puente Romano sobre el Guadalquivir con la Torre de Calahorra, el Alcázar de Los Reyes Católicos y un sinfín de vestigios que descubrir como el Templo Romano y numerosas casas palaciegas e iglesias. Se podrían cubrir las etapas históricas de la ciudad hablando de su mezquita y del entorno de esta. La puerta romana delante de la misma y el puente romano. Bajo la actual mezquita-catedral, se encuentran restos visigodos. Más tarde se erige la mezquita, la cual pasa por ampliaciones posteriores. La introducción de tanta palmera en Córdoba y Al-Andalus se debe a Abdelrahmán I, el príncipe Omeya perseguido, que se refugia en Al-Andalus. Apenas hay ejemplos de arte islámico en Occidente como esta mezquita. Fascinan al mundo entero los patios cordobeses, floridos y con sus casas sencillas. Su trazado medieval del callejero es asombro de muchos, con calles serpenteantes con casas señoriales, donde en los siglos de entre el XVI y el XIX, rondaban bandoleros y se escondías en las bodegas de las casas. Su salmorejo es exquisito, sus vinos finos son un hito, su aceite de oliva de olivares hasta más allá del horizonte, su cría caballar y tradición taurina son factores que sitúan a Córdoba en lo alto para siempre, junto con lo que más la da valor, el buen carácter de sus gentes. Su buen tiempo es más que digno de mención, como la elegancia del cordobés y la cordobesa y los famosos sombreros de Córdoba.